sábado, 4 de junio de 2011

Aceptando límites

Hoy es uno de esos días que desperté con la mente más clara, igual de fatigada por tanto desmadre de la mentada maestría, pero más abierta en el sentido humano. Irónicamente este proceso se ha dado bajo la chinga de presión de tareas y exámenes finales de algo que considero un "tenmeacá" para no hacer frente a varios temas que aun no resuelvo.

Uno de ellos es el aceptar mis límites.

Es un complejo muy cabrón, porque implica aceptar no sólo lo chingona sino también lo pendeja que soy. Y esto se va dando bajo muchos aspectos; el emocional, el profesional, el académico, el espiritual...

Uno de los que más me ha pesado, es mi condicionamiento familiar. Estoy casi por aceptar mi falta de pedigree y con ello se desatan otros complejos más que han sido causa de muchas decisiones extremas en mi vida. No quiero quejarme de mi familia, simplemente aceptar que somos una familia limitada en empatia mutua y llena de conflictos emocionales y mentales.

Ojalá pudiera tener los primos con quién compartir tantas cosas, ojalá pudiera tener los tíos chingones que dan consejos poca madre... ojalá mis abuelos hubieran estado más cerca de mi... pero no. Y lo he aceptado.

Esta aceptación me empieza a liberar de muchos conflictos en mis relaciones interpesonales; como el de una pareja incluso!

Tengo la revelación de tantos límites que empiezo a sentirme libre... estaré un tanto cínica en los proximos días, quizas semanas o meses o años; antes de poder tener equilibrio entre la aceptación, el cinismo, y la honestidad.

En tanto, solo se que no soy nadie.